Aunque las críticas siempre “son por tu bien” o “constructivas” o “sin ánimo de ofender” o “para que puedas mejorar” o “con afán de que aprendas” o bajo cualquier otra manera de justificarlas, lo cierto y verdad es que no se trata de un plato que recibamos a gusto. Una de las citas del político Winston Churchill, o al menos que se le atribuye, decía que la “crítica puede no ser agradable, pero es necesaria. Cumple la misma función que el dolor en el cuerpo humano”.  Es cierto, las críticas no suelen ser agradables, somos más propensos al elogio, incluso cuando nos incomoda.

Así pues, debemos ser conscientes de que la crítica a otro siempre supone violentar – en mayor o menor grado – su imagen, su identidad, su capacidad, su estima, etc. La comunicación asertiva es la que pretende minimizar el impacto negativo con los demás durante el proceso comunicativo con el ánimo de ser más eficiente en la transmisión del mensaje y más efectivo cuando buscamos una reacción concreta, que puede ser una acción, modificar un comportamiento o incitar a una acción. Esto es lo que se propone la comunicación asertiva cuando tratamos de educar a los niños y niñas y mejorar determinados comportamientos inadecuados o molestos en relación a los demás.

Una de las técnicas más comunes y extendidas es la denominada ‘Técnica del Sándwich’. Se trata de una forma en la que se combina mensajes en positivo con otros de petición o demanda con el objetivo de lograr un cambio conductual. Dicho de otra forma, es generar una “crítica constructiva” con más mensajes en positivo que recriminaciones negativas.

Dicen los expertos, psicólogos y pedagogos, que este sistema favorece la escucha activa del menor, mejora su receptividad, incrementa su autoestima y facilita la comunicación – siempre compleja – entre los menores y los padres.

Básicamente se estructura con un elogio inicial, que permite posicionar al menor de manera receptiva. Esta parte del denominado ‘sándwich’ debe ser muy directa, muy corta y muy sincera. Una vez abierta la puerta tras el mensaje en positivo, se establece el interior del sándwich. La conjunción ‘Pero’ es la que nos permite derivar la conversación al terreno que nos interesa.  En esta fase, planteamos una petición muy concreta, exigimos un cambio de conducta, la eliminación de determinadas formas o usos en las relaciones con terceros, o cualquier cosa que entendamos que debemos corregir del niño o niña.

Y, finalmente, cerramos el sándwich con otro mensaje en positivo. En este caso, hay que dar las gracias por el esfuerzo, ofrecerle la ayuda para encontrar una solución al problema o petición planteada o buscar de manera conjunta una solución.

Aunque esta técnica, que se puede aplicar a partir de los 5 años de edad según indican la literatura científica al respecto, debe tener algunos límites. Cuando se trata de comportamientos que generan situaciones de alto riesgo, graves en cualquier sentido, o que nos lleva situaciones límite, entonces, se propone ser directo y tajante, sin paliativos previos. Determinadas conductas que sean reprochables deben ser cortadas de manera fulminante.

Además, esta técnica debe ser utilizada en el momento adecuado y cuando el niño o niña se encuentra en un estado emocional concreto. Si está claramente alterado, excitado, enojado o furioso, seguramente no será nada efectivo. Tampoco tiene sentido el uso indiscriminado de esta técnica, puesto que tiene mejores efectos cuando se utiliza de manera esporádica y moderada.

La técnica sándwich es un recurso muy interesante para aplicar en casos muy concretos de menores con diagnóstico de Trastorno de Espectro Autista (TEA). Según el estado del menor y el grado, suele ser muy útil a la hora de generar en ellos determinados hábitos o rutinas que, por su naturaleza, no terminan de incorporar a su ritmo cotidiano.

Esta técnica sándwich también se utiliza entre adultos, especialmente cuando hay criterios jerárquicos, exigencias profesionales entre diferentes grados de responsabilidad. En definitiva, muchas veces es tan importante el fondo como la forma, especialmente en comunicación que tiene un componente emocional y de conexión entre las personas muy profundo.

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