Ninguna duda de que el juego, jugar y los juguetes son esenciales para un desarrollo y aprendizaje pleno en los niños. Sin duda, y así está comprobado empíricamente por diversos estudios, son herramientas que permiten un crecimiento evolutivo, un desarrollo cognitivo, la generación de habilidades motoras fundamentales y la creación de lazos emocionales y afectivos importantísimos para crecer con vinculaciones con terceras personas desde el respeto y la identidad propia del menor. Estamos hablando de su madurez mental, de su desarrollo cognitivo y de su estabilidad emocional. Elementos básicos para un crecimiento en salud, y un desarrollo pleno de todo el potencial que atesora cada niño o niña.

Cierto es que cada edad requiere un tipo de juego, pero a todas las edades es fundamental seguir jugando como así corroboran los expertos en cuanto a los efectos positivos de los tradicionales juegos de mesa.

En estos casos, está comprobado que entre los más pequeños favorece la memoria, la agudeza visual, la lógica, así como la coordinación viso-manual, la destreza y la organización espacial. Es lo que ocurre cuando los más pequeños juegan a amontonar u ordenar cubiletes u otras figuras por colores y tamaños. Cuando exploran su territorio, su propio cuerpo o el exterior que les rodea.

Los juegos, incluso cuando son más mayores, tienen mejores beneficios cuando son compartidos en familia, con sus padres y madres y el resto de la familia. Sin duda, se genera unos vínculos afectivos muy intensos y de gran fortaleza al mismo tiempo que se favorece el desarrollo cognitivo del menor. Jugar con amigos y solventar con ellos a través del diálogo, el pacto, la discusión verbal y la argumentación en cada lance del juego, también son lecciones que su aprendizaje valorará positivamente en cuanto a la generación de relaciones social saludables.

Porque jugar es enfrentarse a determinados retos, a aprender a gestionarlos, y a superar obstáculos. Jugando se fomenta el trabajo en equipo, la empatía con el compañero y también con el adversario del juego. Se aprende a perder y ganar, conceptos que requiere un trabajo intenso a determinadas edades hasta lograr calibrar la importancia de cada una de estas etapas del juego, como de las futuras concepciones de estos conceptos vitales a lo largo del tiempo en el futuro.

Pero, además, se ha comprobado que a través del juego – y hay muchas experiencias en centros escolares – se fomenta el aprendizaje de diferentes materias y aspectos del currículum docente. No se trata de trivializar el proceso, ni las materias de aprendizaje sino de adaptar el mecanismo de aprendizaje a la parte que mejor motiva al menor, que más emoción le genera y que, por lo tanto, más le facilita la adquisición de conceptos abstractos.

Un elemento importante es el juguete. No se requieren ni muchos ni muy caros, sino los apropiados a cada edad del menor y aquel que sea capaz de llamar la atención del niño y la niña, una excusa con la que crear desde su propia imaginación todo un mundo de circunstancias que – sin darse cuenta – motivan el ejercicio mental, la recreación de espacios, personajes y circunstancias no reales, así como la capacidad de resolver situaciones y conflictos generados en el propio juego.

Sí, es importante para la relación con los menores jugar con ellos, pero también lo es dejar espacios de autonomía donde el niño o la niña investigue, crea y decida a qué y con qué jugar. Este espacio también es importante, puesto que le dota de autonomía y responsabilidad en la toma de decisiones del juego: incluso para aburrirse.

Por supuesto que hablamos del juguete convencional, el físico, más o menos actualizado. Y de las mil posibilidades de juegos de mesa que hoy existen. Pero no es necesario aplicar un apagón digital absoluto al menor. Sólo hay adaptar los dispositivos a la edad del mismo, excluirlos cuando son muy pequeños, y establecer la dosis adecuada de ellos según van creciendo. Los video-juegos colaborativos para los niños más mayores también tienen sus ventajas, pero es fundamental crecer jugando, y jugar creciendo, soñando, inventando y compartiendo.

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