Todos los padres queremos lo mejor para nuestros hijos. Queremos que sean felices, fuertes, que no sufran. Si de verdad quieres criar hijos fuertes, lo mejor que puedes hacer es fomentar en él tres cualidades: la autonomía, la autoestima y la resiliencia.

El problema viene cuando, en nuestro afán en nuestro afán por ofrecerles la mejor vida posible, de librarles de todo mal, les sobreprotegemos.

La sobreprotección es el peor amigo del crecimiento personal y del aprendizaje. Y convierte a los niños en adultos inseguros, incapaces, dependientes y frustrados. En una palabra, infelices.

Si quieres que tu hijo sea feliz, lo mejor que puedes hacer es fomentar en él tres cualidades: la autonomía, la autoestima y la resiliencia.

La autonomía es la capacidad de desenvolverse por uno mismo. Es lo contrario de la dependencia. Esto no implica que tu hijo no vaya a necesitar de tu ayuda ni que no tengas que estar a su lado para prestársela.

Lo que significa es que va a intentar solventar sus problemas por sí mismo. Va a probar, acertar o equivocarse y obtener un aprendizaje de todo ello. Y solo después de haberlo intentado, te pedirá ayuda si se da cuenta de que no es capaz de conseguirlo por sí mismo.

La autoestima es el autoconcepto que tenemos de nosotros mismos. Ya hemos trabajado en otros posts técnicas para conseguir que tus hijos crezcan con la autoestima alta, ya que es la base de una personalidad armónica, fuerte y sana.

La sobreprotección mina la autoestima de los niños, porque les hace sentir que son incapaces de hacer las cosas o afrontar las situaciones por sí mismos. Les hace crecer con miedo y con inseguridad.

Por último, la resiliencia es la capacidad de afrontar y reponerse ante los problemas o las situaciones adversas.

Si sobreproteges a tu hijo y le solucionas todos los problemas, nunca va a aprender a manejarlos y afrontarlos por sí mismo.

¿Cómo lograr que tu hijo sea autónomo, tenga autoestima y sepa afrontar los problemas? Te explicamos qué debes y qué no debes hacer para conseguirlo.

Cómo fomentar la autonomía en los niños

Para que tu hijo sea autónomo, lo mejor que puedes hacer es permitirle desde bien pequeño desarrollar sus capacidades.

En cuanto adquiera una o muestre interés por una tarea, permítele que la realice solo o con ayuda, aunque al principio se equivoque o tarde mucho en completarla. Solo probando y equivocándose adquirirá las destrezas necesarias.

Comer solo, vestirse, lavarse los dientes, ayudar con las tareas de la casa… Son retos que no solo le estimulan y ayudan a crecer, sino que además les encantan.

Otro consejo es que evites, en la medida de lo posible, advertirle siempre de los peligros que corre. Si te pasas el día diciéndole “cuidado” o “te vas a caer”, limitas su impulso natural por explorar y aprender.

Evidentemente, siempre debes intervenir ante situaciones en las que realmente pueda dañarse y preparar el ambiente en el que se mueve para reducir al máximo los peligros.

Una cosa es no sobreprotegerles y otra es exigirles demasiado. Fomentar su autonomía implica respetar sus ritmos evolutivos. Nunca fuerces a tu hijo a realizar tareas para las que no está preparado o se frustrará.

Cómo fomentar la autoestima de tu hijo

Ya hemos hablado en alguna ocasión de las claves para fomentar la autoestima en los niños. Entre ellas se encuentra, precisamente, fomentar su autonomía.

Además, para que tu hijo crezca con una autoestima fuerte, debes hacerle sentir querido, escuchado y comprendido. Respetar sus gustos y valorar sus emociones.

Otra de las claves es poner límites y normas claros, adaptados a cada edad y que sean asumibles e inamovibles. Esto les permite crecer en un entorno seguro, en el que tienen claros los límites.

Para fomentar su autoestima, es importante también valorar sus esfuerzos y no sus resultados.

A la hora de corregirle, céntrate en un error concreto, sin descalificarle ni compararle con otros.

 

Cómo fomentar la resiliencia en los niños

Para que tu hijo aprenda a afrontar y superar las adversidades, no hay más remedio que dejarle que se enfrente a ellas, por mucho que te cueste. Es la única manera de aprender y crecer emocionalmente.

Si siempre vas detrás de él o ella apagando sus fuegos y evitándole las consecuencias de sus fallos o errores, nunca va a aprender a asumirlos y corregirlos.

Esto no significa que no debas estar a su lado cuando te pida ayuda ante cualquier problema o revés. Se trata de que le acompañes, pero dejando que sea él el que busque la solución, si no total, al menos parcialmente.

Debe aprender además que los actos tienen consecuencias, tanto positivas como negativas y que el mundo no siempre es justo.

Poner límites y saber decirles que no son cuestiones fundamentales para que aprendan a manejar la frustración y sepan que no siempre se puede conseguir todo. También es importante que enseñes a tu hijo a saber poner sus propios límites y a decir que no.

Estefanía Alcaraz

Psicóloga Infantil

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