El equipo experto en psicología infantil y juvenil del Instituto Alcaraz ha alertado del riesgo de que se intensifiquen o se generen casos de adicción infantil y juvenil a la mensajería telefónica con la llegada del verano y el aumento del tiempo libre. El establecimiento de medidas preventivas es fundamental para evitar conflictos y evitar casos, o que se agudicen donde ya hay síntomas claros de ‘nomofobía’ (no mobil pone fobia), una dependencia a estar conectado que afecta a los adultos, pero cuya incidencia se ha intensificado entre la población más joven, juvenil e incluso infantil.

La codirectora de Instituto Alcaraz, Sheila Alcaraz, considera que “debemos establecer rutinas antes de que termine el curso con el objetivo de regular el uso y consumo de teléfono móvil y, sobre todo, ante el uso intensivo de los sistemas de mensajería más popular. Ya hay estadísticas de dependencia extrema entre menores de 18 años, donde uno de cada tres jóvenes hace uso compulsivo de ello”. Y lo que es más grave, la edad también va anticipándose entre menores previos a la adolescencia.

Para Alcaraz, es “necesario generar pautas de uso, fijar tiempos y funciones. Especialmente porque el tiempo libre va a crecer en breve y, en muchos casos, serán muchos los adolescentes que no tengan el control directo de sus padres durante el periodo laboral de los mismos”.  En casos extremos, se recomienda acudir a expertos y profesionales para el tratamiento de estos niños y niñas que puedan estar sometidas a la adicción al uso del móvil.

Efectos negativos

La experta en psicología infantil y juvenil resume los efectos de la nomofobia entre los menores. Desde su punto de vista, “no antes de los tres años – y con carácter muy excepcional – se debe utilizar el móvil entre los menores. Estamos en pleno proceso madurativo y su utilización abusiva es negativa para ellos”.

Para los más mayores, los síntomas del uso en exceso del móvil generan problemas físicos y cognitivos. De una parte, es común los problemas visuales, principalmente miopía, además de afecciones en la regulación del sueño, con episodios de insomnio graves. Se repite el patrón donde chicos y chicas con mayor o menor grado de  adicción se ve incrementado los casos de sobrepeso.

En el aspecto emocional, es común la pérdida de habilidades sociales y, aunque estén mensajeando se da la paradoja que caer en cierto aislamiento social entre sus amistades. Otro de los efectos son los casos de depresión, ansiedad y estrés con un mayor menor grado de autocontrol. Todo ello, sumido a problemas de rendimiento escolar.

Medidas de control

En tiempos estivales se recomienda generar alternativas de ocio saludable, al aire libre, junto a niños y niñas de su edad, que impida el uso del teléfono. “No se trata de prohibir, sino de enseñarles a gestionar esta herramienta”, ha comentado Alcaraz. Para esta experta es bueno fijar tiempos de uso y, sobre todo, tiempos en lo que no se debe utilizar.

Consejos como dejar el móvil en un lugar neutro, en el salón de casa fuera de los tiempos acordados de uso, apagarlo, o forzar a los menores a salir a realizar algunas actividades sin él, son medidas interesantes.

“Pero, sobre todo, ser ejemplo y modelo. Los adultos debemos ser responsables de nuestros actos, de nuestra vinculación o dependencia del teléfono móvil, donde el trabajo no puede ser excusa para su uso sin límite. Los padres y madres deben también analizar qué tipo de uso realizamos de este móvil para exigirlo a nuestros hijos e hijas”, ha comentado la codirectora de Instituto Alcaraz.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies