El éxito de personajes como Sheldon, de la serie The Big Bang Theory, o de la serie Atypical, de netflix, han dado notoriedad al Síndrome de Asperger. Pero ¿Sabemos realmente qué es el síndrome de Asperger? 

El Síndrome de Asperger es un trastorno del neurodesarrollo que se incluye dentro de los llamados Trastornos del Espectro del Autismo (TEA).

Los niños con Asperger comparten algunas características comunes con los niños autistas, como las dificultades en la comunicación social y la inflexibilidad del pensamiento y el comportamiento.

Sin embargo, hay dos diferencias básicas. Los niños con Asperger no tienen ningún tipo de discapacidad intelectual y tampoco tienen limitaciones en el desarrollo formal del lenguaje.

Es una condición muy compleja y variable, que se expresa de forma diferente en cada persona.

Las personas con Asperger tienen una capacidad intelectual normal e incluso en ocasiones superior a la media. Es frecuente que los Asperger tengan capacidades especialmente desarrolladas en áreas muy concretas, lo que los lleva a obtener cuotas elevadas de especialización en ese campo en concreto.

Son niños que tienen dificultades en las relaciones sociales, en la comunicación verbal y no verbal y que pueden presentar comportamientos inadecuados debido a sus dificultades para aceptar los cambios e imprevistos. Suelen poseer campos de interés estrechos y absorbentes y gran capacidad para memorizar aspectos relacionados con aquello que les interesa en cada momento.

Causas y prevalencia del Asperger

No se ha descubierto una causa concreta de la aparición del Síndrome de Asperger, aunque diversos estudios han demostrado que tiene un componente genético y también ambiental.

Se cree que el Asperger aparece en el feto entre el primer y el segundo trimestre del embarazo. Aparecen dificultades y problemas en el desarrollo y las conexiones neuronales, lo que hace que el cerebro se desarrolle de forma distinta.

Se calcula que la prevalencia de todos los TEA es de 1 de cada 100 nacimientos y, dentro de éstos, el Asperger es uno de los trastornos que se da con mayor frecuencia.

Según la Federación Asperger España, su incidencia en nuestro país es de 3 a 5 casos por cada 1.000 nacidos. Es más frecuente en niños que en niñas, aunque estudios recientes estiman que la diferencia puede deberse a un infradiagnóstico en niñas y mujeres.

Aunque es un síndrome relativamente común, lo cierto es que es aún bastante desconocido por parte de la población e incluso por parte de algunos profesionales.

Los niños con Asperger empiezan a mostrar síntomas en los 3 primeros años de vida, pero lo habitual es que el diagnóstico no se realice hasta mucho después, cuando los problemas en la forma de relacionarse ofrecen las señales de alerta más evidentes.

En las personas con Aspreger existen distintos grados de afectación. En los casos en los que ésta es muy leve, muchas veces no se llega a diagnosticar.

Son personas que tradicionalmente y de forma errónea se han catalogado como ‘raras’ por su forma diferente de comportarse.

Un diagnóstico certero y lo más precoz posible es fundamental para que los niños con Asperger puedan llevar una vida lo más normal posible, ya que solo entendiendo qué les pasa y por qué les pasa los padres y los profesionales podemos ayudarles a desenvolverse mejor en la sociedad y suplir sus carencias.

Cómo es un niño con Asperger

Los niños con Asperger presentan algunas características comunes, aunque cada caso es diferente y pueden estar más afectadas unas áreas que otras.

– Tienen dificultades para relacionarse socialmente

Sobre todo con otros niños, porque tienen dificultades para entender y dar respuesta a las señales y normas de interacción social. Su pensamiento es concreto, lógico e hiperrealista.

– Tienen dificultades para comunicarse

Aunque no tienen el área del lenguaje afectada y pueden hablar perfectamente, les cuesta seguir una conversación normal. El motivo principal es que no son capaces de captar los dobles sentidos, las metáforas o la ironía tan comunes en el lenguaje. Interpretan las frases de forma literal. Les cuesta mostrar interés en lo que dice el otro. A la hora de hablar, suelen hacerlo en un tono elevado o monótono y de modo excesivamente formal.

– Desarrollan intereses u obsesiones por temas concretos que captan su interés de forma exclusiva y excluyente

Por ejemplo, un niño Asperger interesado en los métodos de transporte lo aprenderá y memorizará todo sobre ellos y hablará constantemente del tema, sin mostrar interés por nada más.

– Son inflexibles

Les gustan las rutinas porque simplifican su mundo y reducen las posibilidades de tener que enfrentarse a lo inesperado. Pueden llegar a ser realmente inflexibles en cuanto a qué hacer y cuándo hacerlo, por ejemplo, a la hora de comer, vestirse o dormir. Salirse de la rutina es para ellos salir de su zona de confort, les genera inestabilidad y provoca disrupciones en el comportamiento.

 La verdad no podemos hacer generalizaciones en lo que respecta al síndrome de Asperger, cada persona desarrolla dificultades concretas según la edad. Los problemas a los que se enfrenta un niño de primaria no son los mismos que pueden atravesar durante la adolescencia o su edad adulta. 

La evolución de cada persona depende en gran medida del apoyo y la ayuda que ha recibido de su entorno a lo largo de su vida. 

Por esta razón es tan importante la detección y diagnóstico precoz del síndrome, para poder brindarle a la persona toda la ayuda necesaria y el apoyo que requiere.  El diagnóstico del Síndrome de Asperger, lo trataremos en otro post. 

 

Sheila Alcaraz

Psicóloga Infantil

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