En estos días de confinamiento en casa pasamos muchas horas juntos en familia. Realizamos multitud de actividades e intentamos que los pequeños/as puedan continuar un ritmo similar. En ocasiones y sin darnos cuenta, el ritmo es superior al que seguían en su día a día. A continuación Patricia Fernández, psicóloga en Instituto Alcaraz, nos cuenta qué debemos hacer para gestionar la sobreestimulación en casa y cómo estimular a los niños adecuadamente para no interferir en su desarrollo.

«Está demostrado que, una estimulación adecuada favorece el desarrollo de los niños/as a nivel cognitivo, lingüístico, motor y socioemocional. Sin embargo, un exceso de estimulación en estas áreas puede repercutir negativamente en los pequeños/as.

La sobreestimulación puede definirse como la exposición excesiva y constante a determinados estímulos que pueden producir una intensa reacción sensorial.

Teniendo en cuenta esto, es recomendable atender a qué áreas están necesitando mayor estimulación en compensación a otras. Si nos dedicamos a entrenar su cerebro de manera constante, sin rumbo y sin atender a las necesidades individuales de cada niño/a, puede dar lugar a efectos negativos que se explican a continuación.

 

Algunos indicios de sobreestimulación en casa pueden ser:

  • Rechazo a determinadas actividades.
  • Baja tolerancia a la frustración.
  • Estrés.
  • Desmotivación.
  • Sobreactivación.
  • Baja autonomía.
  • Impulsividad
  • Desgaste emocional.

 

Cómo estimular sin sobreestimular en casa:

Lo ideal es observar la necesidad de cada niño/a.  Qué necesita y qué es lo que nos está pidiendo de manera implícita el niño/a. Esto permitirá saber qué áreas debemos estimular de manera más específica. Es importante respetar su espacio y su ritmo, y detectar en que momento tienen mayor predisposición a ciertos tipos de actividades. Habrá momentos en los que necesiten realizar juegos más de tipo motor (saltar, dar volteretas, jugar al escondite, correr, etc.) o bien juegos más pausados (dibujar, puzles, juegos de mesa, etc.)

Si a la hora de realizar una tarea que tengamos planificada, vemos que el niño/a no está centrado/a o parece estar alterado/a, podemos parar y realizar otro tipo de tarea o juego que requiera un esfuerzo diferente. Debemos de postergar lo que teníamos previsto para más tarde o incluso para el día siguiente si fuese necesario.

Asimismo, es recomendable jugar en diferentes momentos y lugares de casa: tanto en la mesa como en el suelo, en la alfombra o en el sofá, a la hora del baño, o antes de comer, por ejemplo.

Debemos tener en cuenta, además, que el tiempo de juego libre también es positivo. Éste da lugar al aburrimiento, a la creatividad y a la imaginación, siendo una forma diferente de estimulación dentro del desarrollo de los/as pequeños/as. De esta manera más calmada y relajada, podrán procesar los estímulos que van recibiendo e interiorizarlos de manera organizada. Ante una situación de sobreestimulación puede darse un esfuerzo constante por filtrar la información procedente del exterior, y afectar negativamente a otros procesamientos.

Por lo que, seamos flexibles, prestemos verdadera atención a las necesidades de cada niño/a, permitamos que se aburran de vez en cuando, juguemos con ellos/as y dejemos que nos guíen en sus aventuras, y, como siempre, mucho amor y cariño en estos momentos de estar en casa.»

 

 

Patricia Fernández Cabeza

Psicóloga del Instituto Alcaraz

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