Recientemente el gobierno francés ha modificado su Código Civil para reprobar expresamente toda violencia que ejerza la “Autoridad Parental” los sobre los niños. Por el momento no se incluyen consecuencias penales. Existen alternativas al llamado «cachete» que nos pueden ayudar a educar en positivo, poner límites al niño sin recurrir a la violencia.
En España ya se hizo algo parecido. Legislar en la vida privada es muy complicado, sin embargo estas iniciativas lo que intentan romper con costumbres muy arraigadas en la sociedad.
¿Dónde está el límite entre una reprimenda oral y la violencia verbal?; evidentemente e los límites son subjetivos. Intervenir en la forma en la que los padres educan a sus hijos es un tema complicado, si lo sabré yo, que lo vivo día a día en consulta.
Pero hay algo que debe quedar claro:
Pegarle a un niño es una agresión, nada justifica la violencia contra un ser indefenso y en inferioridad de condiciones.
Muchas veces los padres recurren al “cachete” por costumbre, a ellos les enseñaron así. Otras veces recurren por ignorancia; no tienen otras herramientas de corrección. Pero siempre que se maltrata a un niño es por falta de autocontrol por parte de los padres.
Tres cosas que le pasan a tu niño cuando le pegas o le maltratas
Como psicóloga conozco de primera mano las consecuencias que estos “métodos de disciplina” acarrean en los niños. Son muchas las cosas que pasan por la cabeza de un niño maltratado, aquí te cuento sólo tres, para que vosotros reflexionéis:
Le enseñas el camino de la violencia
Los niños entienden que la manera rápida y directa de resolver un conflicto es con violencia. La violencia no se corrige con violencia, sólo genera más violencia, estamos cansados de oírlo, pero seguimos sin interiorizarlo como sociedad. ¿Por qué será?
Le haces daño emocional
Muchas veces escucho “Todos hemos recibido algún cachete y no ha pasado nada”… Es verdad muchos hemos recibido algún tipo de maltrato cuando niños, pero la respuesta es ¿estás seguro de que no ha pasado nada? O ¿has aprendido a vivir con las consecuencias? Desde luego es mejor que nunca hubiéramos recibido “ese cachete”.
Le enseñas a obedecer ciegamente
A nadie le gusta que le peguen o le humillen, entonces el niño entiende que para evitar esas reprimendas mejor obedecer sin cuestionar nada. Sin embargo piensa un poco, ¿quieres que tu hijo sea un adolescente que obedezca ciegamente a cualquiera que pueda ejercer algo de violencia sobre él?
Alternativas al cachete
Como madre he vivido situaciones extremas, en las que he requerido de todo mi autocontrol y años de estudio para contenerme. Al final lo he conseguido.
Me he contenido porque conozco de primera mano las consecuencias de la violencia en los niños; porque sé que pegarle a un niño es sólo un desahogo emocional para los padres y no ayuda al niño, porque sé que no evidencia otra cosa que falta de control de los padres; pero sobre todo porque conozco herramientas que me ayudan a controlarme.
3 claves para actuar como alternativa al cachete
1. Se concisa: describe la situación y expresa tu emoción clara y firmemente y manifiesta el resultado que esperas conseguir. Por ejemplo: “Estoy enfadado contigo, quiero que recojas la ropa que dejaste tirada en el suelo de tu habitación”, puedes ser más preciso con respecto al cuándo, ahora, esta tarde para mañana… etc, pero no insistas en el desastre que es tu hijo, no añadas calificativos despectivos, ni continúes dando explicaciones del porque debe recogerlo.
2. Aléjate de la situación: cuando veas que la ira te sobrepasa, mejor poner distancia y dejar que el momento pase para abordarlo luego de manera más calmada. Recuerda que es un niño, y en la mayoría de los casos sólo quiere llamar tu atención y muchas veces no sabe cómo; debes preguntarte ¿es esta la atención que quiero prestarle a mi niño?
3. Aplica el refuerzo positivo; los niños funcionan de maravilla si saben que esperamos de ellos, le damos tiempo para actuar y les recompensamos por su buen hacer. Sólo tienes que tener en cuenta que:
- Tus hijos deben tener claro lo que esperas de ellos; “pórtate bien” no es una orden clara.
- El tiempo de tus hijos NO es siempre tu tiempo. Sé paciente.
- Recompensar a tu hijo NO necesariamente implica comprarle algo. Tu atención es la mejor recompensa que le puedes dar.
No te digo que es fácil controlarse, cambiar viejos hábitos nunca es fácil. Sobre todo al principio porque que tienes que estar muy consiente de tus reacciones. Sin embargo con constancia y poniendo un poco de empeño, estas tres claves se convierten cuando menos te lo esperas en nuevos hábitos positivos.
Sheila Alcaraz
Psicóloga Infantil
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